VIDEOS DE INTERES

VISITAS AL BLOG

jueves, 28 de junio de 2012

Me divierto mientras realizo ejercicio físico .

Las carreras de embolsados
Los juegos tradicionales continúan siendo los mejores para que los chicos se diviertan sanamente. De estos juegos, las carreras de embolsados son las más populares para jugar en fiestas al aire libre, picnics, en la playa, en el campamento

Esta actividad es sumamente divertida para jugar en grupos grandes de amigos y resulta un ejercicio muy saludable, a pesar de las caídas.
Sólo necesitamos una bolsa enorme de tela gruesa por cada participante, o cada dos participantes, según sea por parejas o individuales.

Cómo jugar a las carreras de embolsados:

Primero describiremos cómo jugar individualmente. Cada participante se mete en su bolsa, ubicado en la línea de partida. Su cuerpo debe quedar cubierto hasta el pecho con la bolsa, la que sostendrá con ambas manos.
Cuando se da la señal de partida, todos los participantes comenzarán a saltar por la pista hacia la línea de llegada. El primero que llegue será el ganador.
Cuando un corredor se cae accidentalmente, puede levantarse y continuar la carrera, siempre que vuelva a meterse en su bolsa. Pero si se cae intencionalmente y derriba a otro, entonces, será descalificado inmediatamente.
Para el juego hace falta un participante que oficie de juez, para que se encargue de mantener el orden y decidir el ganador en caso de conflicto.
Para las carreras de embolsados por parejas, las bolsas deben ser más grandes para que quepan dos corredores por bolsa. Las reglas son las mismas, pero la pareja de corredores debe introducirse en la bolsa antes de partir.
Los corredores deberán intentar llegar a la meta sin caerse, lo cual es mucho más difícil porque son dos dentro de una bolsa. Pero, así como es doblemente difícil, también es doblemente divertido. ¡Así que reúne unos cuantos amigos y prepárense a divertirse en grande.
El Hoyo-Pelota

Eran necesarios varios participantes y una pelota de trapo. Se hacía un hoyo en la calle, necesariamente de tierra, lo más natural en los años ’60, alrededor del que se colocaban los participantes, generalmente a unos 5 o 6 metros de distancia. 
Cada uno hacía rodar la pelota hacia el hoyo tratando de embocarla. El que lograba el objetivo, tenía el derecho de sacarla mientras el resto corría a ponerse a salvo del “pelotazo” que arrojaba el ganador. Quien recibía “la marca” de la pelota acumulaba una prenda en contra y a la suma de 3, debía resignarse al “paredón” (cualquier tapial del barrio), contra el que era “fusilado” por todos los participantes del juego. 
Pero la “víctima” del “fusilamiento” tenía una posibilidad de salvarse, esquivando la mayor cantidad de golpes posibles. 
El “Hoyo Pelota” fue uno de los tradicionales juegos de los niños de la década del ’60, que antes del invierno se reunían a jugarlo en las esquinas de cualquier barrio de la ciudad.

 EL JUEGO DEL CIRIO.
     Sigo haciendo memoria, para tomar notas lo mejor posible y hacerlo lo más claro que mi "mollera" sepa de este juego. Este era un juego que se hacía casi siempre cada uno por su cuenta, pero que también se podía realizar en grupos, pero que casi nunca se hacía. Lo primero era elegir sitio donde practicarlo, que podía ser en una calle larga, o en las plazas del pueblo. A un trozo de palo de unos 14 centímetros de largo, se le sacaba punta en los dos lados como a los lapiceros, que se le llamaba CIRIO. Había que preparar otra vara más larga de unos 70 centímetros, Se ponía el CIRIO en el suelo, y con el palo largo se le daba a la punta de lapicero de la parte delantera, que entonces saltaba a una altura aproximada a un metro, dándole con la vara y mandarle lo más lejos posible. Desde este punto donde había llegado el CIRIO, se hacía una segunda vez para que fuera aún más lejos. Desde este lugar, una tercera vez, y entonces ahora donde caía, era el sitio definitivo, donde se hacía una señal en el suelo para saber donde había llegado. Se volvía al sitio del principio, para que empezara un segundo jugador. De igual forma iban tomando parte todos los componentes del juego. Como es natural, el ganador era el que había conseguido llevar más lejos el CIRIO. Lo peor era si en el sitio donde realizaban el juego había a los lados ventanas y balcones con cristales, pues si el CIRIO salía derecho calle delante, iba bien la cosa, pero si se dirigía a alguna ventana el cristal se hacía añicos, y el campo de juego se quedaba totalmente desierto por sí salía el dueño del cristal roto, esto anotado no era una suposición del que escribe estas notas, es que da la coincidencia 
que a mi me había ocurrido

EL JUEGO DE LA PÍDOLA.
      En cuanto había unos pocos jóvenes juntos y les gustaba el SALTAR A PÍDOLA, pronto organizaban el juego, no se necesitaba mucho terreno, pues con unos metros a lo largo había bastante, por lo que se podía jugar en cualquier parte, aunque generalmente se hacía en las plazas y en el Paseo del Cristo, y se practicaba bastante. Se hacía un lomito estrecho de tierra, que iba a ser el que serviría de raya. No se hacía la raya en el suelo, porque al pisarla no se notaba a penas, y sin embargo en el lomo de la tierra se veía a la perfección, y así no había discusiones "de que no la he pisado, de que si la has pisado". Para ver el que sería el que hiciera de BURRO, se hacía a suerte. Ya lo tengo dicho en otro juego anterior, pero voy a repetirlo. Cogía uno una china, y en la espalda para no ser visto, la ponía en una de sus manos y las cerraba las dos. Luego presentaba los puños a otro, que elegía uno. Si no tenía la piedra había ganado, y se quedaba con ella el mismo, que volvía a repetirlo. Cuando alguno eligió donde estaba, entonces este se quedaba con ella, y el que la había tenido quedaba libre. De esta forma el último que se quedaba con ella, era el perdedor, el que tenía que hacer de BURRO. Se doblaba por el tronco y por la cintura atravesado, con la cabeza en la parte derecha del que tenía que saltar sobre él. El saltador tomaba carrerilla, y corriendo ponía las manos en la espalda del agachado BURRO, pasaba la pierna derecha por la parte de la cabeza, y la izquierda por el culete, y de esta forma pasaba por encima al otro lado. Así saltaban todos, y entonces el agachado se retiraba un poco corto del lomo de tierra que hacía de raya. Se volvía a saltar de nuevo y si todos pasaban, el BURRO se retiraba otro poco más, al final la distancia era considerable, y no se podía hacer solamente de un brinco, entonces se usaba "dos medias" y "una entera". Se iba corriendo, poniendo el pie delante del lomo de tierra (raya), se daba una zancada con el otro pie y una segunda zancada con el contrario, que eran las "dos medias", para luego sentar los dos pies juntos "que era la entera", y con el impulso de como iba corriendo, un salto para poner las manos en la espalda, y como las demás veces pasar al otro lado del burro. Si alguno por apurar mucho pisaba un poco la raya, había "marrao" y entonces relevaba al agachado y tenía que ponerse de BURRO al principio de la raya. También "marraba", el que con las "dos medias", la "entera" y el salto final, no llegaba a pasar por encima del BURRO al otro lado, pues para él estaba muy retirado. Cuando más se realizaba este juego eran los Domingos al mediodía en la Plaza del Imperio, y por las tardes en el Cristo, y también en las plazas de los barios, pues aquí en el pueblo había buenos saltadores y les gustaba que los vieran la gente, que efectivamente acudía bastante a verles.