El proyecto de la Liga Cordobesa de Fútbol para que los chicos sólo piensen en jugar
¡Basta! La LCF desarrollará un control más minucioso en inferiores, donde las conductas violentas las inician los mayores.
“El jugador de inferiores ideal es el huérfano”. Aunque parezca dura la frase que repetía el ya desaparecido Antonio Brkljacic, histórico cazador de talentos en básquet para Atenas, define una situación que se vive en las divisiones formativas de los deportes en equipo que son más populares. ¿A qué se refería “el Tono”? A que los adultos (padres y en algunos casos entrenadores) presionan a los menores y generan en un partido de niños tensiones y hechos de violencia.
Esto, sumado a que en 2012 hubo dos juegos suspendidos por inconductas de mayores, la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF) está finiquitando los detalles para poner en práctica un plan intenso para comenzar, desde fines de abril, a erradicar la violencia en inferiores. A partir de charlas informativas, a las que se le sumarán veedores con cámaras ocultas, la LCF pretende calmar el clima en el que se desarrollan partidos de chicos donde los violentos son los padres y entrenadores.
Este problema no sólo se da en las categorías más cercanas a la Primera. Los grandes también presionan a menores de hasta 11 o 12 años para que ganen. Y para que, en un futuro, puedan “salvarse” económicamente. En ese afán, los mayores terminan subiendo la tensión de un encuentro que de haberse jugado sólo entre jovencitos nunca se hubiese “calentado”.
“En muchos casos son los padres los que generan un clima de violencia dentro de un partido. Insultan a lo chicos rivales. Los tratan mal a los suyos y le gritan ‘matalo, partilo’ y cosas de ese estilo. Y, aunque no son muchos casos, también son los DT los que generan esto. Todo es por la presión de ganar. Y no queremos que siga pasando”, le dijo Emeterio Farías, presidente a la LCF y titular de la Agencia Córdoba Deportes, aMundo D.
¿Qué cambiará a partir de ahora? “Intensificaremos los controles. En algunos casos habrá cámaras ocultas para observar las conductas de los padres. Esto también ayudará a observar la complicidad que pueda existir por parte de algún directivo, ya que en algunos casos, porque el hijo juega bien u otras cuestiones, no se le llama la atención”, explicó el directivo.
Según Farías, en caso que la LCF entienda que existe complicidad del local, esa entidad podrá ser “sancionada hasta con la mudanza de su localía por no ser rigurosos en el control”.
"En muchos casos son los padres los que generan un clima de violencia dentro de un partido. Insultan a lo chicos rivales. Los tratan mal a los suyos y le gritan ‘matalo, partilo’ y cosas de ese estilo".
El proyecto
Hugo Cepeda, presidente de la mesa de inferiores de la LCF, explicó cómo surgió la idea. “Por este asunto el año pasado hubo partidos suspendidos en cancha de All Boys y de Brown de Malagueño. Lo primero que hicimos fue hacer una reunión con los directivos y cuerpos técnicos de cada club. Claro que luego ellos también deben hablar con los padres. Allí, junto a integrantes del Tribunal de Disciplina y del Colegio de Árbitros explicamos algunas cuestiones del reglamento y observamos una mejora. Por eso este año llegaremos a todos los clubes”, contó Cepeda.
Hugo Cepeda, presidente de la mesa de inferiores de la LCF, explicó cómo surgió la idea. “Por este asunto el año pasado hubo partidos suspendidos en cancha de All Boys y de Brown de Malagueño. Lo primero que hicimos fue hacer una reunión con los directivos y cuerpos técnicos de cada club. Claro que luego ellos también deben hablar con los padres. Allí, junto a integrantes del Tribunal de Disciplina y del Colegio de Árbitros explicamos algunas cuestiones del reglamento y observamos una mejora. Por eso este año llegaremos a todos los clubes”, contó Cepeda.
El desarrollo de la segunda parte del proyecto será de la siguiente manera: “Implementaremos veedores fugaces por las canchas para que realicen un estudio más detallado de cada club. Así podremos saber mejor cuáles son los problemas en cada caso e intentaremos solucionarlo tomando decisiones que deben estar avaladas por el reglamento. La idea de poner cámaras ocultas es para que exista un documento que sustente el informe y que no sea la palabra de uno contra la del otro”.
“No hay diferencia de clases. En clubes de clase un poco más alta discriminan a los chicos de clase baja. Eso también es violencia”, aclaró Farías.
¿Y el derecho de admisión?
Aunque esta situación es analizada de cerca por la LCF, el derecho de admisión corre por cuenta de cada club. Cualquier institución, bajo su estatuto, pueden impedir el ingreso de una persona. Pero, según Cepeda, es complicado aplicarlo.
Aunque esta situación es analizada de cerca por la LCF, el derecho de admisión corre por cuenta de cada club. Cualquier institución, bajo su estatuto, pueden impedir el ingreso de una persona. Pero, según Cepeda, es complicado aplicarlo.
“Es difícil por diferentes sentidos. Uno es que los directivos, a pesar de que están amparados por un estatuto, a veces son cómplices. Pero estos son menos casos. Lo que sí sucede es que, como la violencia que existe de algunos padres es muy fuerte, el dirigente tampoco se quiere exponer todos los fines de semana. A su vez, esto debe ser ejecutado por la policía”, detalló Cepeda.
Un dato no menor en este sentido es que por reglamento, para que se disputen los partidos de inferiores, debe haber, como mínimo, un policía. Y son muy pocos los clubes que pagan más de un adicional. Así es difícil que un efectivo prohíba el ingreso de una persona y esté atento a lo que pueda suceder dentro de la cancha.
Influencia en el niño
El psicólogo deportivo Claudio Vasallo explicó que “si un niño tiene un padre violento, en el mejor de los casos aprende a convivir con ello, pero por lo general aprende esa conducta”. “En el caso de un niño deportista, si el grupo primario le muestra que la manera de relacionarse es mediante la violencia, él lo internalizará. O sea, si un niño ve que su padre de afuera de la cancha insulta y el DT está descontrolado, ¿cómo entiende que debe estar tranquilo y sólo jugar? Por eso siempre recomendamos educación para los mayores”, analizó Vasallo.
El psicólogo deportivo Claudio Vasallo explicó que “si un niño tiene un padre violento, en el mejor de los casos aprende a convivir con ello, pero por lo general aprende esa conducta”. “En el caso de un niño deportista, si el grupo primario le muestra que la manera de relacionarse es mediante la violencia, él lo internalizará. O sea, si un niño ve que su padre de afuera de la cancha insulta y el DT está descontrolado, ¿cómo entiende que debe estar tranquilo y sólo jugar? Por eso siempre recomendamos educación para los mayores”, analizó Vasallo.
Por lo pronto, el proyecto de LCF y la decisión de aplicarlo, está. Ojalá algún día esa frase del gran Brkljacic ya no simboloce una situación que hoy es preocupante.
La difícil tarea de los árbitros ante un hecho de violenciaLa tarea de los árbitros no es fácil. Y mucho menos en partidos de divisiones inferiores de Liga Cordobesa de Fútbol O DE LA MAYORIA DE LAS LIGAS MUNDIALES DE MENORES donde sólo hay un juez y no una terna. Allí, sólo una persona debe definir todo. No tiene ayuda de nadie. Debe definir un saque lateral o una posición adelantada hasta la posible suspensión del encuentro.
Por eso, ante el creciente grado de violencia de los mayores que asisten a los partidos entre juveniles, la Asociación Cordobesa de Árbitros de Fútbol está priorizando la enseñanza del despliegue de un árbitro dentro de una cancha antes que la explicación de las leyes del juego en sí.
“Estamos más preocupados por enseñarles a manejar las situaciones que se dan en los partidos, que por enseñarles el reglamento. A veces los árbitros están desbordados por las situaciones. Pero no sucede sólo acá en la Liga Cordobesa, sucede en todos lados”, le dijo a Mundo D Aldo Quinteros, Director Instructor Nacional de Árbitros encargado de la Asociación Cordobesa y veedor de la AFA en partidos de Primera.
Y explicó: “El Artículo 172 del reglamento dice que si un jugador o un integrante del público hacen imposible el desarrollo del juego, el árbitro tiene la facultad de suspenderlo”.
Para dar por finalizado un juego antes de lo que indica el reglamento debido a la inconducta de una o algunas personas del público, un juez tiene que, primero, comunicar al delegado del equipo local que debe hacer retirar a determinada gente. En caso de que no se vaya (ya sea por motu proprio o mediante la intervención de la fuerza policial), ahí puede suspender el encuentro. Luego, el informe es analizado por el Tribunal de Disciplina, que hasta puede restarle puntos a la primera de un club por su mal comportamiento en divisiones formativas.
Quinteros remarcó que “existen varios casos que en juveniles el árbitro detiene el juego y pide que retiren a una persona”. El inconveniente es que los jueces comienzan a sumar experiencia en partidos de divisiones inferiores, precisamente donde más insoportable es el ambiente externo.
“Por eso es necesario que los propios directivos y cuerpos técnicos entiendan que los árbitros son parte del juego y también se pueden equivocar, siempre y cuando no sea adrede”, cerró Quinteros.
Opinión de Sebastián Brusco (Exfutbolista e integra la Fundación Tercer Tiempo en el Fútbol)En la fundación planteamos, a partir de una comida en un tercer tiempo, realizar una reunión y charlas tanto para niños de 8 años como para sus padres. Estas charlas, en realidad, son más importantes para los mayores. Los niños por lo general comparten tiempo y juegan entre todos, mientras hablamos con los padres. Aprovechamos que como son niños de 8 años los padres casi siempre se quedan porque obviamente sus hijos no se pueden manejar solos. Ahí hacemos hincapié en explicar, a veces retándolos, para que entiendan diferentes cuestiones del juego y que insultando a un rival o agraviando al árbitro no se gana nada. Es importante aprovechar que el niño recién está comenzando y sus tutores aun no lo presionan. Lo que buscamos es que los padres vayan aprendiendo junto al niño que una actitud violenta sólo genera problemas. Si esto progresa serán los propios hijos que, con un saludo al rival o al árbitro o hasta retando al padre cuando insulta, les enseñarán a los mayores cómo actuar. No es un trabajo fácil. Quizás esto tarde unos 20 o 30 años, pero por algo se empieza.
Por Flavio Durán
PARA: http://mundod.lavoz.com.ar/