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jueves, 6 de septiembre de 2012

EL DIA MAS NEGRO DE UNA OLIMPIADA



  
Tenía que ocurrir precisamente en Alemania: el 5 de septiembre de 1972, Septiembre Negro. En la Alemania, que en 1972 aún era República Federal... a sólo 27 años del fin de la II Guerra Mundial y del cierre de los campos de exterminio para judíos. "Total, sólo eran once atletas más después del Holocausto. ¿A quién importó eso?". Esas palabras llenas de amargura de Ilana Romano, viuda del asesinado levantador Yossif Romano, resumen décadas.
Ilana Romano dijo eso recientemente cuando el Comité Olímpico internacional negó en los Juegos de Londres un recuerdo público a las once víctimas israelíes de los sucesos desatados el 5 de septiembre de 1972 en la Villa Olímpica de los Juegos de Múnich.
A las 4:40 de la mañana del 5 de septiembre de 1972, ocho palestinos armados, integrantes de un comando del grupo Septiembre Negro irrumpieron en el edificio número 31 de la Connollystrasse, en la Villa Olímpica de Oberwiesenfeld. La organización sólo invirtió dos millones de dólares en seguridad; en los Juegos de Atenas, en 2004, el despliegue de seguridad requirió 600 millones de dólares. Los palestinos saltaron la valla a la vista de guardas y limpiadoras: les tomaron por juerguistas que regresaban a deshora. Informados por grupos neonazis, los palestinos tenían claro el objetivo: la residencia de los olímpicos israelíes en Connollystrasse. Allí también había atletas estadounidenses: Frank Shorter, Steve Prefontaine...
El comando liquidó al levantador Yossif Romano y al entrenador Moshe Weinberg: se resistieron. Otros nueve israelíes fueron tomados como rehenes: los halterófilos Zeev Friedman, David Berger y Yakov Springer. Los luchadores Mark Slavin, Eliezer Halfin y el juez Yossif Gutfreund, más tres técnicos: Amitzur Shapira (atletismo), Andre Spitzer (esgrima) y Kehat Shorr (tiro). Los de Septiembre Negro pidieron la liberación de 234 prisioneros árabes en cárceles de Israel: misión imposible.
Todas las negociaciones capotaron, incluida la del ministro alemán Genscher en la misma Villa. De noche, los palestinos pidieron un avión para El Cairo. La Policía de Baviera preparó helicópteros... y una encerrona en el aeródromo de Fürstenfeldbruck que terminó con todos los rehenes muertos (más cinco palestinos y un policía alemán) entre ráfagas de AK-47 y granadas de mano. Avery Brundage, anciano presidente del COI, ordenó que continuaran los Juegos. Documentos desclasificados hace días revelan que el Gobierno alemán no quiso pararlos por carecer de programación televisiva alternativa. Israel (Golda Meir) dio caza a los palestinos restantes: el argumento para Spielberg y su película Múnich, 40 años ya...

Mateos, testigo directo: "Spitz era el objetivo"

Francisco de Asís Mateos Ángel (Sevilla, 1945) mantiene tal palmarés de hazañas en la halterofilia española que aún hoy, a 36 años de su retirada, se le sigue considerando un mito: el mejor levantador español de todos los tiempos.
Mateos, que aún se ocupa de la sección de halterofilia en el Club Natación Sevilla, compitió en tres Juegos Olímpicos entre 1968 y 1976: México, Múnich y Montreal, donde se despidió de la competición, "tras cientos de sesiones de entrenamiento de 50.000 kilos al día que ya no podía soportar más". Y en 1972, en Múnich...
"Yo jugaba al billar y tomaba café con Yossif Romano, el levantador israelí de mi categoría que mataron primero. Hablábamos de lo nuestro y de nuestros hijos. Era curioso: él hablaba mejor el judío sefardí que el hebreo. Y el sefardí tiene muchas palabras españolas", dijo Mateos a AS.
La Villa Olímpica quedó bloqueada. "No pudimos salir libremente en tres días. A todos se nos dijo que el gran objetivo era secuestrar a Mark Spitz, que era judío. Se lo llevaron a Londres", recuerda Mateos.