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domingo, 27 de enero de 2013

Slackline: equilibrio sobre la cinta

 
Una actividad que gana cada vez más adeptos
 

Caminar por una cinta tensa pasó de ser un mero pasatiempo empleado por escaladores estadounidenses a inicios de la década de los 80, a transformarse en una especie de arte callejero, tal como podrían serlo el malabarismo y el teatro. Hoy son muchas las personas que practican este deporte, el que en Chile ya tiene fieles seguidores.
 

 
A pesar de ser una actividad antigua, el slackline se ha convertido actualmente en uno de los deportes más cotizados por las nuevas generaciones, jóvenes que se reúnen constantemente en las plazas y parques a practicar esta disciplina que dista mucho de ser un simple pasatiempo.
Esta práctica proviene desde Estados Unidos, específicamente de un grupo de escaladores que en los años 80 desarrollaban su actividad en el Parque Nacional Yosemite y que en sus ratos libres tuvieron la ocurrencia de amarrar a unos árboles ambos extremos de una de las cintas correspondientes a su equipo para caminar sobre ella.
De esta forma, el slackline fue tomando forma de manera quizás silenciosa, hasta su renacimiento en 2007, luego del estreno del documental alemán “Elements, a slackline adventure”, cinta que quizás permitió un mayor conocimiento de esta técnica y por supuesto la inspiración de muchos quienes se vieron tentados a probar su equilibrio y también su concentración con esta actividad.
Uno de los practicantes y miembro del grupo ChileSlackers es Rodrigo Varela, publicista quien cuenta que en Chile esta actividad se está masificando cada vez más, tanto que asegura que “ya se está viendo como un deporte, como un entrenamiento serio y no sólo como pasar el rato en la plaza”, dice.
Tanto es el interés y la dedicación por la disciplina que, según cuenta, Chile lleva la delantera entre las naciones de Latinoamérica; de hecho al momento de esta entrevista había dos compatriotas representando a nuestro país en un campeonato mundial de slackline realizado en Alemania.
 
Rodrigo Varela afirma que el slackline no es igual a hacer equilibrio sobre la cuerda floja, pues en este caso se trata de una cuerda tensa, pero elástica, lo que permite realizar saltos y otro tipo de movimientos. “Técnicamente pueden ser muy parecidos, pero cuando uno está arriba es muy diferente la sensación entre una y otra”, sostiene.
 
Nervios de acero
 
A pesar de que la cinta puede tensarse a sólo centímetros del suelo, quienes practican slackline y ya traspasaron la categoría de principiantes, suelen buscar aún más riesgos tanto en la altura como en las piruetas posibles de realizar.
De esta manera, el pasar de un lado a otro ya no será un desafío, pero sí lo serán el devolverse marcha atrás, saltar sobre la cinta, realizar acrobacias como los mortales, posturas de yoga, entre otros. Y en cuanto a la altura, los árboles serán reemplazados por cerros, puentes, postes colocados en el agua, acantilados, etcétera.
Para Rodrigo Varela, caminar sobre la cinta permite obtener ganancias no sólo de tipo físico, sino que también a nivel mental. Y es que según menciona, el slackline trae consigo muchos beneficios relacionados con la concentración, pues en cada práctica el estar atento a cada paso que se da es sumamente necesario para evitar caídas o lesiones.
“Aquí aprendes a concentrarte y a sentir la mente y el cuerpo como uno solo”, menciona y además agrega que el buen uso del oxígeno es fundamental para realizar una buena práctica. “La respiración es muy importante y por eso muchos asimilan a este deporte con el yoga”, ya que inspirar y exhalar el aire en forma correcta da pie para que el practicante “esté tranquilo y dé pasos más fluidos. Si uno se sube estando tenso, caerá de inmediato”, dice.
   
Para comenzar a practicar slackline, Rodrigo Varela dice que además del equipo, sólo se necesita tener ganas y motivación. “Todo el mundo puede subirse a la cinta, sólo debe tener constancia”, asegura.
 
En cuanto a lo que se gana físicamente, el publicista comenta que se trata de un deporte que al ser practicado constantemente, permite ganar mucho a nivel cardiovascular, esto porque la persona “se mantiene subiendo y bajando” de la cinta, esto independiente de las piruetas que se pueden llegar a realizar sobre ella.
Además, afirma que se potencian mucho los músculos, esto porque durante toda la práctica se debe estar “apretado” con el fin de avanzar exitosamente a través del slackline. Es por eso que la actividad permite la tonificación de muslos, gemelos e incluso del abdomen, área que puede ejercitarse en el suelo y a través de algunos movimientos guiados por el mismo instrumento.
 
   
“Con el slackline comienzas a conocer músculos que ni sabías que existían”, menciona Rodrigo, quien asegura que con las primeras prácticas la persona puede quedar tan adolorida como cuando asiste por primera vez a un gimnasio.
Por otro lado, es posible potenciar el equilibrio, el que claramente es distinto al que uno ejerce sobre el piso. “Es como aprender a caminar de nuevo, porque uno al dar pasos sobre el suelo, generalmente no se preocupa de seguir una línea y aquí eso es imprescindible”, comenta Varela.
Para este joven practicante lo primordial para tener una buena práctica es conocerse a sí mismo, principalmente en lo que respecta al cuerpo. Según sus palabras, la posibilidad de mantenerse sobre la cinta por largo tiempo dependerá de la seguridad que cada uno tenga al momento de dar los pasos. “A medida que uno se va soltando va resultando todo más fluido”, asevera.

Carla González C. para :
 Punto Vital Agosto 2010 ©