En la vida siempre hay que luchar por lo que se quiere, de eso no cabe duda. Defender nuestros sueños y apostar fuerte para llegar a ser mejores: personas, profesionales, parejas, amigos…, todo lo que somos. Un poco cada día, para crear esa huella que todos queremos, y algunas veces dejamos, sin darnos cuenta, en nuestro entorno.
Los errores están para aprender de ellos e intentar evitarlos en adelante. Son una lección, una experiencia que siempre vamos a tener de modelo para no repetir lo mismo. En ningún caso para pasarse la vida lamentándose por lo mal que has hecho algo o por las posibles oportunidades que se han quedado en el camino.
Uno de los grandes retos de Pedro García Aguado fue llegar a ser un gran jugador de waterpolo. Convertir su pasión desde bien pequeño, en su vida. Consiguió ser nombrado ‘mejor jugador de la liga española de waterpolo’ en 2001 y ganar la medalla de oro en las olimpiadas de Atlanta y la de plata en las de Barcelona. Además de ser internacional con la Selección Nacional de Waterpolo en 565 ocasiones.
El resto de su historia ya la conocéis porque jamás la ha ocultado. Tras superar sus adicciones, en 2008, escribió un libro autobiográfico titulado ‘Mañana lo dejo: confidencias de un campeón olímpico que venció a las drogas y al alcohol’.
Tomando como ejemplo el caso de Pedro, podemos extraer una serie de tips o ideas que invitan a la reflexión y que todo el mundo debería tener en cuenta. Ya sea para lograr ser un gran deportista, como para conseguir cualquier cosa que se desee alcanzar en la vida:
1. Decisión. Debes entrenar por convicción propia, no por cuestiones ajenas, e integrar esos buenos hábitos que labrarán tu camino en tu rutina personal.
2. Sensatez. Plantéate unos objetivos alcanzables, conociendo tus posibilidades y deseos. No te plantees objetivos inalcanzables ya que entonces te frustrarás al no poder lograrlos y es muy probable que abandones.
3. Disciplina. Aplícate seriamente en conseguir con rigor tus propósitos ya sean deportivos o de cualquier otra índole. No esperes a que nadie te presione para que hagas lo que tienes que hacer, porque de esta forma se te quitarán las ganas propias.
4. Flexibilidad. Si por cualquier motivo un día no puedes entrenar o no puedes cumplir con lo que te habías propuesto, busca la posibilidad de hacerlo en otro momento. No te ofusques ni te lo tomes como un motivo para tirar la toalla.
5. Constancia. Apunta progresivamente los logros que vayas consiguiendo y las sensaciones que vas teniendo con ellos, ya que será una excelente fuente de motivación esos días en que no tengas ganas de seguir persiguiendo tu objetivo.