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miércoles, 26 de junio de 2013

Las capacidades diferentes ,necesitan movimiento.





Quienes viven con una discapacidad física deben ejercitarse de manera permanente
 

Potenciar el funcionamiento del cuerpo y desarrollar la autonomía son algunas de las líneas de trabajo con las cuales trabaja la rehabilitación de quienes conviven con algún tipo de discapacidad física.
 





La falta de educación con respecto a la discapacidad, provoca que muchas personas aún piensen que los discapacitados no pueden ni deben moverse y que en algunos casos, la silla de ruedas es el único medio que les permite cierto tipo de movimiento.
Sin embargo, la actividad física es muy importante en ellos, tanto que deben procurar mantener su cuerpo en constante movimiento, ya sea para mantener un peso saludable como para ejercitar los músculos, adelgazar o simplemente para llevar una mejor calidad de vida.
Con este antecedente, queda claro que además de la rehabilitación, la actividad física en personas con alguna discapacidad física es clave para ganar independencia, algo sumamente necesario en estas personas.
Al respecto, la jefa de kinesiología y deporte del Instituto Teletón Santiago, la kinesióloga Anamaría Carrasco Pardo, dice que el gran objetivo en el trabajo con los discapacitados es lograr que “sean lo más autónomos posible y que mantengan un nivel de actividad física medio igual que cualquier persona con o sin discapacidad”.

¡No te quedes quieto!
A pesar de todos los beneficios de la actividad física en los discapacitados, es importante señalar que en una primera etapa, la ejercitación del cuerpo se vuelve a veces una tarea difícil, sobre todo cuando la persona recién comienza a asimilar la situación en la que se encuentra.
En ese sentido, la kinesióloga de Teletón afirma que es justamente ahí donde se habla de rehabilitación, “porque si hay un niño que tiene algún impedimento que no es físico y está en una silla de ruedas sin hacer nada, es claro que tiene una depresión o también puede que tenga un problema cognitivo”.
Es por eso que cuando se descarta cualquier impedimento ajeno a la discapacidad motora – y la desmotivación sea la traba – el trabajo de rehabilitación es complementado con talleres denominados “de alta motivación” relacionados con el arte, la danza o el deporte es fundamental para que en este caso los niños, “puedan socializar, insertarse en un grupo y no aislarse”.
 
En relación a qué tipo de ejercicios son los más indicados para los discapacitados, la especialista afirma que la individualidad de cada caso irá entregando la pauta. Es así como indica que “se pueden tener a dos personas con los mismos diagnósticos y la misma edad y aún así puede que los ejercicios a trabajar sean distintos”.
Lo anterior lo explica diciendo que a pesar de similitudes como éstas, “los pacientes hacen cosas diferentes, es como decir que no todos los niños gatean a los 9 meses y aquí exactamente igual. Además depende mucho el tipo de estimulación que se entrega en la casa”, señala.
Es por eso que menciona que “los ejercicios no son tan diferentes a una estimulación normal, pero sí se deben planificar según el caso y el diagnóstico”, esto pese a que sí hay estimulaciones estándar como las movilizaciones, el juego con pelotas, mover brazos y piernas, etcétera. “Siempre dentro de la medida en que cada paciente lo pueda hacer”, sostiene.
De esta forma, la rehabilitación y en general la actividad física van aumentando en complejidad a medida que la persona va teniendo mayores y positivos resultados. “Se va aumentando la dosis del ejercicio y eso se puede lograr ya sea con cargas externas (pesas) o bien con mayor rapidez y número de repeticiones, etcétera”, dice.
Con esto, reitera que “el tipo de entrenamiento es el mismo que el que se hace para cualquier persona, o sea, cuando uno empieza a ejercitarse está una semana con actividades leves para después aumentar la carga y el tiempo. Aquí es exactamente el mismo esquema”, asegura.

Por otro lado – y en relación a qué tipo de ejercicios son los más indicados para los discapacitados – la especialista afirma que la individualidad de cada caso irá entregando la pauta. Es así como indica que “se pueden tener dos personas con los mismos diagnósticos y la misma edad y aún así puede que los ejercicios a trabajar sean distintos”.
Lo anterior lo explica diciendo que a pesar de similitudes como éstas, “los pacientes hacen cosas diferentes, es como decir que no todos los niños gatean a los 9 meses y aquí exactamente igual. Además depende mucho el tipo de estimulación que se entrega en la casa”, señala.
Es por eso que menciona que “los ejercicios no son tan diferentes a una estimulación normal, pero sí se deben planificar según el caso y el diagnóstico”, esto pese a que sí hay estimulaciones estándar como las movilizaciones, el juego con pelotas, mover brazos y piernas, etcétera. “Siempre dentro de la medida en que cada paciente lo pueda hacer”, sostiene.
De esta forma, la rehabilitación y en general las actividades de índole física van aumentando en complejidad a medida que la persona va teniendo mayores y positivos resultados. “Se va aumentando la dosis del ejercicio y eso se puede lograr ya sea con cargas externas (pesas) o bien con mayor rapidez y número de repeticiones, etcétera”, dice.
Con esto, reitera que “el tipo de entrenamiento es el mismo que el que se hace para cualquier persona, o sea, cuando uno empieza a ejercitarse está una semana con actividades leves para después aumentar la carga y el tiempo. Aquí es exactamente el mismo esquema”, asegura.
 
Músculos y huesos más fuertes
“Para poder mantener una buena salud, tienes que hacer algún tipo de actividad física”, menciona Anamaría Carrasco, quien además afirma que principalmente en los niños que no caminan es fundamental el que puedan pararse, pues esto “tiene un efecto sobre la fijación del calcio en los huesos”.
De esta manera agrega que estos pacientes “tienen que moverse y deben ser estimulados para eso, porque en la medida que no lo hagan serán más osteoporóticos y ahí creo que está la diferencia con aquellos que no son discapacitados, aunque de igual forma si una persona sana tampoco se mueve, estará igualmente propenso a la osteoporosis”.
Dentro de quienes tienen algún grado de discapacidad física, hay muchos que adoptan el deporte como una forma de vida. Así, podemos distinguir a muchos jóvenes deportistas que practican periódicamente actividades como el tenis, el basketball y la natación.
Otras consideraciones importantes son el tomar en cuenta qué es lo que puede hacer la persona discapacitada y desde allí potenciarla, es decir, si un niño está en una silla de ruedas obviamente no podrá correr y por eso se hará necesario en ese caso enseñarle cómo desplazarse rápidamente en ella.
“Los músculos se atrofian en una semana”, advierte la especialista, quien manifiesta que además de que la práctica de deportes es beneficiosa por sí sola, se debe tomar en cuenta la periodicidad en que se realiza. Además, comenta que en el caso de los niños que no pueden caminar, es muy importante que sus brazos sean más fuertes que el de otro niño, pues estas extremidades “serán el motor para la marcha, ya sea con bastones o silla de ruedas”.
Para la kinesióloga hoy existe una mayor conciencia con respecto al trabajo con discapacitados. Sin embargo, señala que aún queda camino por recorrer en cuanto a la labor de los profesores, pues algunos se complican un poco al momento de evaluar a los niños que tienen mayor dificultad en clases como la de educación física.
Por otro lado, agrega, está el temor que invade a muchos padres, quienes se complican en primera instancia en cuanto a reconocer que sus hijos son efectivamente capaces de realizar cualquier tipo de actividad sin el riesgo de lastimarse.

Carla González C.
Punto Vital Junio 2013 ©

* El titulo original fue modificado por esta redacción.